jueves, 21 de octubre de 2010

unos 22 años atrás aproximadamente..



en un día en el que nos están bombardeando con pantalón cortito, qué será montevideo, y las mil y unas canciones del sabalero, mi hermana querida, para no perder la costumbre de complicarme la existencia, me tira ésta propuesta.
me hace escuchar una canción específica y me pide que escriba algo.
y.. ¿qué querés que te diga? todas, casi todas las canciones del sabalero me remontan a mi infancia, la infancia temprana. desde los primeros recuerdos hasta no más de los 5 o 6 años.
la locación puede variar entre el quincho del náutico, pasando por el salón comunal de la tía petisa, el fondo de mar antártico y no muchos más lugares. infaltable el sacudón contínuo del culo, al ritmo del candombe. el resto del reparto? mamá con una permanente envidiable, papá flaquito y barbudo, mis hermanos (vale sacudiendo, bruno quizás gateando o dando los primeros pasos), la tía petisa aplaudiendo mientras karina nos muestra a las borregas bukoviner cómo se candombea. el flaco, igualito igualito a como está hoy. y el tío oscar, la mitad del de hoy, un guacho, y con algún vaso en la mano. de a ratos lo suelta y viene a agarrarnos de los brazos y hacer "pruebas" hasta que de tanto bis queda agotado y nos pide unos minutos para recuperarse. esos serían los protagónicos de la escena, aunque ahí en segundo plano figuran la abuela teresa rezongando y el abuelo simón riéndose a carcajadas. amalia de peluca, el nono haciéndose pantalla en la oreja mientras blanquita le susurra al oído algún que otro comentario, intentando convencerlo de ya abandonar la bella festa. probablemente estemos festejando algún cumpleaños, ¿de quién? es lo último que importa, el hecho es tener una excusa para juntarnos y al ritmo del sabalero, mover el culo y candombearrrrr.

martes, 19 de octubre de 2010

El tiempo borra todo sí solo sí lo permite la memoria


Me imagino que a todos nos debe pasar lo mismo: ese día, en el momento menos pensado, en el lugar más inaudito, y a raíz de alguna cosa absolutamente cotidiana, aparece: aquel recuerdo, anécdota, cuento, historia pequeña, que de no ser por esa situación puntual que la trajo de los pelos hasta el presente, parecía que se había perdido definitivamente en los cajones del olvido.
Y como dice Gardel, está el olvido que todo lo destruye, se me ocurre generar este blog, suerte de "libro familiar" para colgar anárquicamente recuerdos aleatorios que pasen por nuestra cabeza y nuestro corazón, y tener un lugar para encontrarnos y compartirlos.
De los abuelos, de nosotros mismos, de gente que está, que ya no está, de gente cerca y de gente lejos. Para llorar, para reírse, para recordarnos de donde venimos.
Les dejo la invitación y ojalá les cope la idea tanto como a mí.